Fue una árdua jornada de trabajo para los obreros, obreras y colaboradores que dedicaron todo el día a realizar los preparativos para la construcción del templo. Un hermoso ejercito de hombres y mujeres de todas las edades, desde muy tempranas horas de la mañana, trabajaron con empeño, con el ojetivo de aportar sus fuerzas y habilidades al proyecto de construcción de la Iglesia Gloria Postrera.
Un grupo de varones preparaba el terreno, quitando troncos en la zona donde se construirá el templo. Otro grupo, mayoritariamente de mujeres (adolescentes y adultas), pintaba los perlines del templo. Y un tercer grupo, no menos importante solo por mencionarlo al final, preparaba alimentos para todos los obreros y obreras.
Como el bebé en el vientre de su madre, así crece poco a poco esta obra.
Sin duda alguna, Dios sabrá recompensar a todos los que han trabajado y apoyado esta obra que es suya. El galardón de Dios está asegurado.